Hablemos sobre la indefensión aprendida
La Teoría de la Indefensión Aprendida (Seligman, 1975) nos define el concepto que nos trae hoy como el conjunto de déficits conductuales, motivacionales y emocionales, que aparecen como consecuencia de haber sido sometidos a situaciones inescapables y aversivas, de forma repetida.
De una forma mucho más sencilla, hablamos de indefensión aprendida cuando desarrollamos la sensación de que, no importa lo que hagamos en nuestra situación, no podemos escapar de ella (o solucionarla) y las consecuencias serán negativas.
¿Cómo se llega a esto? ¿Qué es lo que tiene que ocurrir para que aprendamos esto?
La indefensión aprendida sucede cuando tenemos que hacer frente a contextos en los que recibimos constantemente la idea de que, hagamos lo que hagamos, los resultados van a ser negativos. La repetición de la idea de que no importa qué ocurra, que será malo, nos hace entrar en ese estado psicológico del que hablamos hoy.
Cómo se manifiesta la indefensión aprendida
Como hemos dicho en el apartado anterior, la indefensión aprendida es un estado psicológico. Pero, ¿Qué puede caracterizarlo?
Vemos que algunas de las respuestas de las personas que se encuentran en este estado son:
- Síntomas que recuerdan a la depresión
- Convencimiento de que el futuro irá mal
- Pasividad ante la toma de decisión
- Ansiedad
- Graves dificultades con la motivación
- Baja autoestima
Indefensión aprendida ejemplos
A continuación, vamos a ver algunos ejemplos de indefensión aprendida dentro del colectivo LGTBIQA+. Avisamos de que serán ejemplos que pueden remover emociones y pueden resultar difíciles de leer si hemos vivido contextos difíciles.
Algunos ejemplos de indefensión aprendida dentro del colectivo son:
- Crecer en un contexto familiar donde repetidamente se usan palabras como maricón, travelo o bollera de una forma despectiva, como insulto, aún habiendo salido del armario.
- Ser objeto de burlas en la escuela o instituto, por no cumplir con los roles de género o tener una expresión de género diferente a la normativa. Si además intentas defenderte, la agresividad del resto puede aumentar hacia ti. Es habitual que estos grupos de personas no sufran ningún tipo de castigo o represalia por sus actos, sino que además la víctima se lleve la peor parte si, en muchos casos, actúa.
- Tener que insistir para que usen tus pronombres. Cuando te enfadas porque no los respetan, te culpan de tu actitud y ellos se pintan como las víctimas.
- Tener que vivir tu orientación o identidad en secreto por evitar situaciones de peligro. Y que incluso así, vivas situaciones de LGTBIQAfobia.
- Soportar comentarios LGTBIQAfóbicos por parte de tus jefes y compañeros en el trabajo, a sabiendas de que si actúas contra ello puedes convertirte en el blanco de las risas o sufrir un despido.
Recuerda que, si has sufrido alguna de estas violencias, puedes denunciar lo ocurrido.